Prácticas de campo: Encasur, Puertollano y Rodrigo Soler Gijón

Desde el año 1992, cuando la profesora Mª Ángeles Álvarez Sierra y el Dr. D. Rodrigo Soler Gijón iniciaron esta actividad, las prácticas de campo de la asignatura de Paleontología de Vertebrados de la Universidad Complutense se vienen realizando ininterrumpidamente en la "Descubierta (mina a cielo abierto) Emma", operada por la empresa Encasur en Puertollano (Ciudad Real).

Con la reciente visita que acabamos de realizar, son ya 18 años (todo un récord) de prácticas de campo oficiales de nuestros alumnos, invitados por una empresa modelo tanto en explotación de carbón como en recuperación del entorno y del patrimonio. Podéis ver en el video a nuestro anfitrión de Encasur, D. Luis Quesada, mientras enseñaba la voladura a alumnos y profesores, con la Dra. Álvarez Sierra en primer plano.



Los vertebrados fósiles del Carbonífero apenas hubieran llenado un par de líneas en el estudio del registro fósil español, de no haber sido por el empeño de Rodrigo en trabajar en los yacimientos de Puertollano. Desde su infancia en el pueblo de Almodóvar del Campo, sin medios y sin ayuda, Rodrigo recorría las montañas que le separaban de la cuenca minera y recogía restos de peces en las escombreras. En vez de interesarse por los omnipresentes fósiles de plantas, realmente magníficos, él se afanaba en buscar los muy escasos restos de escamas, dientes y espinas de curiosos peces (acantodios, tiburones xenacantos, peces condrósteos...). Y tales escapadas le costaban en casa más de un disgusto... Pero una vocación como la de Rodrigo es de las que se forjan en las dificultades. En el año 1989, cuando fue alumno mío, Rodrigo me convenció de ir a visitar su querida cuenca minera y comprobar que realmente los vertebrados que contenía no eran una mera anécdota del pasado, sino algo muy presente, muy interesante y con mucho futuro.

¿Qué se podía hacer con aquellos restos fósiles de vertebrados, tan fragmentarios y desconocidos? Pedimos ayuda a mis colegas de la República Checa, que tenían mucha más experiencia que los españoles en el estudio de los "ictiolitos" (restos fósiles desarticulados de peces) del Carbonífero, y Rodrigo viajó a Praga. Ese fue el primero de sus viajes en los que fue forjándose su carrera internacional, pasando por Kansas (USA) y Berlín (Alemania) en donde se ha afincado.

Ahora los vertebrados del Carbonífero de Puertollano son mundialmente conocidos gracias a él; alcanzan una diversidad asombrosa (al menos 16 especies de 4 clases) y contienen nuevos taxones para la ciencia (los tiburones Lissodus lopezae Soler-Gijón 1997 y Orthacanthus meridionalis Soler-Gijón 1997, el anfibio Iberospondylus schultzei Laurin & Soler-Gijón 2001, y el icnofósil de anfibio (¿o de reptil?) Puertollanopus microdactylus Soler-Gijon & Moratalla 2001). Y no sólo ha aumentado considerablemente la información sobre vertebrados extinguidos de hace más de 300 millones de años, sino que Rodrigo ha demostrado la influencia marina en la cuenca de Puertollano, que en vez de haber sido una turbera intramontañosa como se había interpretado clásicamente, era un pantano costero (parecido a un manglar actual) afectado por las mareas y visitado ocasionalmente por grandes tiburones pelágicos.

En todos los trabajos que ha publicado Rodrigo ha mostrado una gran calidad científica, prudencia y máxima rigurosidad. Sirvan estas lineas en su homenaje, en nombre de tantos alumnos y profesores que hemos podido disfrutar de su gran trabajo. Ojalá que Rodrigo pueda algún día conseguir también vivir de él.